MIS REFLEXIONES DE DOMINGO. N° XXXIX.
LOS GENIOS NUNCA MUEREN.
Ayer viernes, uno de diciembre de 2017, nos dejó Maele;
Martiniano Abaga Ele Ndoho. Si yo digo que Maele ha sido si no el máximo
exponente de la música guineana de todos los tiempos a nivel internacional, uno
de los máximos hasta el momento; no creo que me tildarían de exagerado. En
efecto, Maele ha sido el poeta de todos los pueblos guineoecuatorianos; él ha
sabido expresar sublimememente y en forma melodiosa tanto las alegrías, las
tristezas, las miserias; como las reivindicaciones del pueblo guineano. La
música de Maele ha amenizado los nacimientos de muchos niños y niñas de nuestro
país; ¿quién ha tarareado "Chabeli" cuando acababa de nacer su propio
hijo? De la misma forma su música ha animado muchas ceremonias nupciales con su
etudinario con su famosa "Abom êde ene alug bendoman"
(el rapto a la
novia por parte del novio o de los parientes de este es la forma de casarse de
los jóvenes). ¿Cuántas veces hemos convertido las discotecas africanas en
auténticos karaokes donde todo el mundo ha correado "¿Ye bine
engong?" (¿si estamos en la Tierra de nadie o en la Tierra del más fuerte?
); ¿hay un solo estudiante en la de cada de los noventa que no había canturreado
muchas veces el "Ö momong'o wa ke wawu zeiñ" (un niño se muere de
hambre mientras comen sus tutores o los que le cuidan...); ¿qué inmigrante no
había cantado desde Madrid o Zaragoza, Valencia, Barcelona, Oviedo, Canarias o
París "Ening bianing Europa" (la vida que los inmigrantes llevamos en
Europa); etc.
El ritmo y la música de Maele estaban al alcance de todos
los mortales; para aquellos que sabían bailar, daba gusto verles moverse en las
pistas de una discoteca o en las fiestas particulares organizadas en las casas
en los poblados; y para los menos dotados en ese arte de mover el cuerpo,
también se encontraban cómodos con su ritmo: bastaba con moverse lentamente la
cabeza y los hombros a un lado y al otro; un poquito pa delante y poquito pa
atrás..., hasta los europeos y americanos entonaban rítmicamente al son de la
música de Maele.
Maele es uno de los pocos, muy pocos guineanos que ha
llevado el nombre de la República de Guinea Ecuatorial por todo lo alto y con
mucho orgullo por todo el mundo de manera positiva y digna allí donde había
estado.
Si bien, la muerte es un peaje del que todos los seres vivos
ha de pagar; es inherente al ser vivo ya que, según la ley natural, todo lo que
nace, muere; todo lo que tiene principio, siempre tiene final; todo lo que
empieza, acaba; por lo que, morir es inevitable. No obstante, hay muertes que
son evitables y, muchas de las muertes que suceden en Guinea Ecuatorial son
evitables porque las preceden circunstancias y dolencias perfectamente
remediables en todas partes del mundo; claro, menos en nuestro país. Maele, al
igual que muchos otros hijos e hijas ilustres, valiosos y necesarios para
nuestro país mueren no por ser muy viejos, nooo; no mueren por accidente, nooo;
tampoco mueren por padecer de enfermedades incurables, nooo. Maele, Obiang Mba;
Antonio Fernando Nve Ngú, Constantino O'chaga Nve, Felipe Hinestrosa Ikaka,
Leandro Mbomio Nsue, Monseñor Dr Rafael María Nze Abui, Monseñor Alfredo María
Oburu, etc han muerto prematuramente por una negligencia calculada, organizada
y consentida de un régimen que se las tiene jurada contra todos los valiosos
hijos del país para que no haya nada ni nadie que sobresalga por algo que no
sea violencia, brujería y mierda, mucha mierda.
Lo verdaderamente desgarrador es que muchos de los nombrados
arriba y otros que no se ha nombrado y no porque no son igual de importantes,
se habían escapado del infierno en el que se ha convertido el país y estaban a
salvo; y algunos maquiavélicos e hinoptizasores del satánico régimen imperante que
trabajan a sueldo para la eliminación selectiva y sistemática de los guineanos
ilustres, fueron a convencerles con que el régimen ya no era diabólico como
antes, tampoco seguía siendo antropófago como siempre; que podían volver al
país porque iban a contar con ellos. Los resultados son conocidos por todos;
muchos han muerto por abandono y en una miseria de todo tipo mientras que otros
tienen hasta aviones dispuestos y disponibles para cuando tienen un dolor de
cabeza; estos han estado enfermos años y años sin que nadie hiciera nada para
que pidieran recibir un tratamiento eficaz y a tiempo; y así sin más nos han
ido dejando.
Ahora que ya no está entre nosotros Maele y tras largos años
de penuria, agonizante y abandonado tanto por los que fueron en su día a
convencerle para que volviera al país, que le iban a tratar como se merecía
como todos los "poderosos" y responsables políticos que tenían que
velar para que ni él, ni ningún otro artista o servidor de la patria viviera en
una indigencia sino que tuvieran por lo menos los servicios básicos
garantizados, sanidad incluida.
Ya llegó la hora de los mecenas "ecuatoguineanos";
esos bienhechores que ven cómo mueren de miseria nuestros artistas y cómo se
mofan de ellos y los ridiculizan en vida pero, una vez muertos es cuando
aparecen; algunos ofreciendo aviones para el traslado del cuerpo sin vida;
otros aportando féretros millonarios y otros enviando camiones de alcohol para
que se emborrachen los curiosos que van al velatorio. Es la hora de los
buitres, los insensibles y los asesinos por acción o por omisión que se
presentarán fingiendo estar consternados.
Maele, con sus aciertos y desaciertos, ha sido y será
siempre un genio y figura; y los genios nunca mueren. Maele no está muerto
porque su bagaje musical permanece y con él le recordaremos eternamente.
Mi padre decía que para ser inmortal había que haber tenido
o parido un hijo, plantar un árbol, escribir un libro o componer una canción;
Maele ha hecho en vida al menos dos de estas acciones así que, puede descansar
en paz porque ha cumplido con creces y ha dejado una huella imborrable por su
paso por esta vida. Gracias, monstruo, por todos esos momentos que hemos gozado
con tu música y gracias por las letras de esas canciones que habían descrito la
realidad en la que muchos de nosotros habíamos y estamos viviendo. Te echaremos
mucho de menos. Descansa en paz y ve con Dios.
Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?
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