domingo, 3 de diciembre de 2017

RESPETO, HONOR Y RECONOCIMIENTO PARA LOS EXILIADOS GUINEOS


Exilio guineo forzado e ignominioso en España, 3 de Diciembre de 2017.- El exilio, o mas correctamente, la expatriación de decenas  y miles de hombres y mujeres de Guinea Ecuatorial huyendo de las persecución de las dictaduras asesinas de Macías y de Obiang Nguema hacia distintos rincones del mundo, es una de las mayores tragedias humanitarias que han sucedido en los últimos tiempos. Hemos relatado muchas veces que el exilio no ha sido nada cómodo, que ha estado lleno de grandes sufrimientos y penalidades. Ha sido tan amarga esta experiencia, que muchos se decidieron a retornar, sabiendo que les esperaba la cárcel o tal vez la muerte.
 
Cada uno de los exiliados puede contarnos la historia de su huida de Guinea,  una historia que será  muy parecida a la de muchos otros, como la  que me relataba un compañero del Partido del Progreso: "En plena dictadura de Macías yo me encontraba en Malabo estudiando y ya fui señalado por el régimen porque denegué participar en las Juventudes en Marcha con Maías, porque veía un movimiento de adoctrinamiento al más puro estilo comunista.   Mas tarde supimos que se había puesto en marcha en Bata lo que vino a denominarse MASIVA, un tipo de gimnasia obligatoria, copiada del régimen de Corea del Norte, sabíamos  que poco tardaría en ser obligatoria en Malabo, así que tuve que salir para el Continente a mi pueblo de origen, donde estuve escondido durante cinco meses. Cuando sentía que se cerraba el cerco sobre mi, salí a través de la selva con destino a Gabón. Tardé un mes en llegar a este país,  después de sortear miles de peligros y haber presenciado escenas horrendas, como ver los cadáveres  de guineanos asesinados por Macías flotando en el río Utamboni y chocar en el cayuco  con el que atravesaba el este río para alcanzar la orilla de Gabón". 

"Después del Golpe del tres de Agosto, pensé que las cosas ya habían cambiado y volví de nuevo a Malabo. Allí conocí  a Severo Moto y, como muchos otros jóvenes, me afilié al Partido del Progreso. Con la tímida apertura democrática,  -gracias a la presión ejercida por  España y por la Unión Europea sobre el dictador-, que  Obiang  denominó "Ensayo democrático a la ecutoguineana", comenzamos a trabajar en un frente común de la oposición (la POC) con el objetivo de acabar con la dictadura en las urnas. Nos pusimos manos la obra y como no existían muchos partidos en Guinea, los militantes del Partido del Progreso, que contaba con gran número de afiliados en toda Guinea, nos prestamos para ayudar a la legalización de UP y de CPDS. Yo estaba encargado de prestar los cofundadores para legalizar al CPDS en todos los distritos electorales de Guinea, recordemos que se exigían 30 cofundadores en cada uno de estos  distritos. Recuerdo que CPDS solo tenía número suficiente de firmantes en Mbini, zona natal de Placido Mikó, los demás tuvimos que cubrirlos los militantes del Partido del Progreso, salvo  en Cogo, que solo cedimos 8 de los 30". 

"Al ver que Obiang no quiso entregar los ayuntamientos a los legítimos ganadores en las elecciones municipales de 1995  -recordar que el PPGE obtuvo la victoria en todas las ciudades mas importantes de Guinea-,  que la POC fuera reventada por el propio CPDS que la presidía y la retirada de la candidatura de Severo Moto a las Elecciones Presidenciales  de 1996, comprobé que todo había sido un espejismo: Obiang  no estaba dispuesto a dejar el poder de una forma democrática. Y efectivamente, así fue, y además con el famoso "ensayo democrático" Obiang había podido identificar a sus opositores y comenzó a eliminarlos uno a uno. Nuestro líder Severo Moto fue encarcelado y se desató una autentica persecución contra todos los militantes del Partido del Progreso. Así que de nuevo tuve que salir de Guinea con lo puesto". 

"Pagué a unos nigerianos 40.000 francos para que me trasladaran en cayuco a la orilla de Camerún. Después de permanecer escondido dos días y dos noches en la zona en la que se encuentra ahora Sipopo, pude alcanzar la orilla del continente de noche y en una travesía horrible. Desde Camerún pude reunir lo suficiente para pagar un vuelo a Europa. 

Aquí en España, mi gran preocupación era mi familia que se encontraba en Guinea, así que después de algún tiempo comprendí que no podía ni escribirles, ni llamarlos por teléfono, ya que los estaba poniendo en un autentico peligro. A parte de las penurias propias del exilio, lo que peor he llevado es el tener que "olvidarme" de mi familia. Y como si eso fuera poco, la semana pasada me enteré de casualidad que mi madre había fallecido hacía ya dos años". Imaginaros como me sentí.

"Estos días atrás he leído en Facebook un comentario cargando de odio para con los opositores, tan bajo y tan ruin que se me ha helado el corazón. Este comentario no venía precisamente de la dictadura, sino de un militante de esos partidos que acompañan a Obiang en sus elecciones. No quiero reproducirlo textualmente, ni poner el nombre de la persona, para no crear polémica.  Solo quiero que  todos los guineanos y el mundo entero sepa el calvario que estamos pasando los que hemos sido expulsados de nuestro país, sencillamente porque nos oponemos frontalmente al dictador y no queremos entrar en su juego electoral, solo para lavarle su imagen". 

Esta es una de las miles de historias, todos muy parecidas, y en todas la misma tragedia personal.  Solo podemos afirmar que la herida que ha provocado  la dictadura en el corazón del pueblo guineano, solamente se podrá cerrar cuando esta dictadura desaparezca. Y, además, con el retorno en libertad a Guinea Ecuatorial de todos los exiliados políticos, todos juntos, los que han regresado y los que se quedaron en Guinea, perdonando y reconciliándonos con aquellos que por  las  circunstancias que sean, han estado en el lado de la dictadura.