sábado, 21 de octubre de 2017

PARECE QUE LA UNION EUROPEA SE TOMA EN SERIO ACABAR CON LAS DICTADURAS EN AFRICA


                           Antonio Tajani, Presidente del Parlamento Europeo

Por Juan Cuevas, Secretario de Formación del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial. 

Antonio Tajani, Presidente del Parlamento Europeo, que recogía el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, en nombre de la UE, junto a Jan-Claude Junker y a Donald Tusk, ha manifestado en una entrevista, que Africa está  viviendo graves problemas de terrorismo, hambre y carencia de democracia y que dentro de poco esos problemas se pueden agravar  debido al cambio climático y al aumento de población –en poco tiempo Africa  llegará a los 2.000 millones de habitantes- y por tanto Europa tiene que “ayudar a los hermanos africanos” a solucionar sus problemas, porque si no se hace,  la emigración masiva desde este continente puede desestabilizar a la propia Europa.

Estas declaraciones del Presidente del Parlamento Europeo ponen en evidencia que algo se está moviendo en la UE, con respecto a Africa y a sus dictadores. El propio hecho de que la Comisión de Exteriores recibiera a una delegación de la oposición guineana en el exilio, encabezada por Severo Moto, es ya un paso importante. 

Los dictadores puestos en Africa por las propias potencias colonizadores como forma de seguir aprovechándose de los recursos de estos países, ya no son bien vistos por la opinión publican internacional, porque han servido para enriquecerse ellos mismos y sus élites y para empobrecer a la población. Además los mismos dictadores hinchados de soberbia y repletos de dinero, se han revelado contra sus propios mentores occidentales, hasta tal punto que se han convertido en un sarpullido para estos. 

Nadie duda de que el mal más importante que aqueja a Africa es la pervivencia de los dictadores. Y los resultados ahí están: pobreza, violencia, inestabilidad social y apartheid en toda regla. En Guinea Ecuatorial, a pesar de los cuantiosos ingresos que ha supuesto la explotación de los hidrocarburos, nos encontramos con una sociedad frustrada y totalmente fracturada, en la que las diferencias en el nivel de desarrollo económico entre el grupo minoritario que apoya a la dictadura y la mayoría excluida, son siderales. 

Las dictaduras son la causa directa de la pobreza, la violencia y el subdesarrollo en Africa. En Guinea Ecuatorial la dictadura de Obiang Nguema  ha arrasado con todos los recursos del país. Ha desposeído a muchos propietarios de sus tierras, ha desmantelado todo el tejido productivo tradicional, imposibilitando a los guineanos seguir adelante con sus negocios o emprender otros nuevos. Como muestra, en el primer anuario estadístico que ha publicado el gobierno, poco real por otra parte, en sus 199 páginas dedica solo ocho lineas a la agricultura, para decir que la producción de cacao ha descendido de 1905 toneladas en 2006 a las 745 de 2016. Ahora sabemos lo que ha estado haciendo Teodorín tantos años como ministro de agricultura y bosques: acabar con la agricultura y con los bosques a base de robos y mala gestión. Un sector como la agricultura, que debería ser la garantía alimentaria de la población, ha quedado completamente desmantelado y descolocado con respecto a otros países africanos de la zona, que siendo dictaduras como el nuestro, si han sadido consolidar una agricultura mínimamente desarrollada y competitiva.     

Una sociedad como la actual, abierta, intercomunicada y globalizada, no soporta a unos dictadores convertidos en grotescas antiguallas de oscuros tiempos pasados. No cabe duda de que la opinión publica europea tiene un grado importante de información sobre la verdadera naturaleza de las dictaduras africanas, especialmente la guineana, bien por el impacto de toda la corrupción que se ha exhibido en el juicio contra Teodorín en París, bien por la irrupción de las informaciones que los propios opositores exiliados  han ido trasladando a una opinión pública europea que no daba crédito a las terribles revelaciones sobre la tragedia que esta viendo nuestro pueblo.

La propia UE ha sido siempre bastante receptiva a cualquier proyecto que supusiera una apertura democrática en Guinea Ecuatorial. Basta recordar el importante papel que esta jugó en aquel tímido  y fallido proceso  de democratización que iniciara Obiang al principio de los años 90. También estuvo, de alguna forma, presente en los últimos viajes que Don Severo Moto realizara a Guinea Ecuatorial y constató que con Obiang como dictador militar era imposible democratizar nuestro país. De ahí nace aquella advertencia, a modo de sentencia a los opositores y al pueblo guineano en general: "hasta que los guineanos no se desembaracen de Obaing Nguema, no será posible democratizar Guinea Ecuatorial".

Parece ser que el veto impuesto por las antiguas potencias colonizadoras y otros países europeos con intereses en Guinea Ecuatorial sobre la propia UE, ha desaparecido. La Europa solidaria, la Europa de la democracia, la Europa de los pueblos, ha mirado con preocupación a nuestro continente y a Guinea Ecuatorial en particular, dispuesta a ayudar al pueblo guineano a desembarazarse de su dictador.