viernes, 19 de mayo de 2017

CARTA ABIERTA A LOS INDIGNADOS GUINEANOS




Queridos compatriotas hermanos y hermanas, padres y madres, guineanos todos:

En primer lugar, agradecerles el tiempo que me dispensan, y disculparme a la vez que pedir su comprensión por el hecho de no poder firmar esta carta con mi verdadero nombre, y tener que permanecer en el anonimato por razones de seguridad.Digo comprensión porque la dirección de la página conoce perfectamente quién soy y a ellos , dejo en confianza mi verdadero yo. Si les diré, compatriotas que, por desgracia soy uno de tantos pertenecientes a la CLASE DOMINANTE de Guinea Ecuatorial. Soy de Mongomo, y hermanito de uno de los ministros más confiados del régimen. Y aun después de haber llegado a Guinea Ecuatorial y encontrarlo todo a mi favor y todas las puertas abiertas para triunfar gratuitamente, y después de haber disfrutado y gastado dineros que muchas veces ni sabía ni me preocupaba de su procedencia, después de beneficiarme y ejercer actualmente un cargo en uno de los ministerios con más entrada de Malabo, ante las actuales circunstancias de injusticia social que atraviesa el país, me doy cuenta de que en realidad me incomoda comer viendo hambrientos a los hijos del vecino.

Y como yo, hay muchos de la “alta sociedad dominante” del país que, no se sienten ya a gusto con la situación degradante de la injusticia social que impera ; la gran mayoría (hijos de ministros y miembros del gobierno, o parientes de las élites militares de Mongomo) tan solo se callan y siguen el ritmo bajo la amenaza de perderlo todo si el pueblo se levanta. Mi propio hermano me ha confesado alguna vez que, “en realidad casi nadie apoya estas políticas“, pero que deben secundarlas por miedo a perder su estatus en la sociedad, ya sea a manos de Obiang, o a manos del Pueblo indignado. Yo lo venía guardando así  como dogma, y siempre que me acechaban las dudas morales en alguno de mis actos ilícitos, me convencía a mí mismo de que era mejor ser el que tiene que al que le falta. Pero lo cierto es que la situación de precariedad social reinante hoy día en Guinea clama al cielo y, en varios aspectos, está ya sobrepasando la ficción. Hace buen tiempo que mi sentido natural de la justicia ya no me deja dormir. Esta tarde, viniendo de recoger a mis privilegiados hijos de su caro colegio, he estado a punto de atroíellar a tres inocentes y desorientados niños en el cruce hospital. Niños sin acompañante adulto. La que guiaba a los otros dos tendría 6 años. Los otros dos eran del tamaño apariencia de mi hija de 4 años. Cuando las ayude a salir de debajo de mi parachoques y, gracias a dios, resultaron ilesos, mi alma respiró aliviado. Solo estaban asustadas, y con algunos rasguños por la caída. Las subí a mi Prado junto a mis hijos y las acompañé hasta Ela Nguema, donde residían. Mientras conducía, me preguntaba ¿por qué? ¿Por qué unos niños de tan corta edad se ven abocados a tal peligro? Todas las respuestas me llevaron a una misma causa: OBIANG NGUEMA MBASOGO. Como padre, me puse en el lugar del desfavorecido padre de esos niños, y reconozco que, en efecto, nada en el mundo sería capaz de consolar mi dolor ni mitigar mi rabia ante la noticia del atropello mortal de un hijo al regreso a casa, solo porque no tuve manera humana de procurarle el viaje en coche.
La población guineana sufre, y, personalmente, ya no me saben tan bien mis manjares, el champan ya no es tan espumoso como al comienzo, y hasta vergüenza da ya sacar el dinero ante gente que sabes que tal vez ni hayan desayunado todavía. ES HORA DE ESCUCHAR EL CLAMOR DE LA CONCIENCIA Y DECIR BASTA. A los que militamos en el PDGE nos hacen repetir a cada minuto que estamos para ”HACER EL BIEN Y EVITAR EL MAL”, lema que la gran mayoría repite como loros, pero PDGE no es Obiang, así como Obiang no es PDGE. Yo soy de PDGE, pero mi avergonzada moral me obliga a considerar el dolor y la necesidad que pasa el pueblo, cuando hay gente con contenedores de dinero en sus patios. Mi dignidad no me permite seguir callando.
Por eso quiero recomendar e incluso rogar por medio de esta Carta Abierta a mis compatriotas guineanos que, los padres y tutores de los niños y niñas guineanos se declaren en huelga de no enviar a sus hijos al colegio hasta que el gobierno no solucione el tema del transporte. Después de pensarlo bien, y hacer una selección de prioridades, creo sin duda que para una madre guineana tiene bastante más valor la vida y la integridad física de sus pequeños que la insuficiente educación que reciben en esos centros mediocres.
De modo y forma que, INVITO a todos los padres y tutores ya no de Malabo, sino de Guinea entera a bloquear la asistencia a clase de los niños menores de doce años, en defensa de su seguridad e integridad física. Con esto la mayoría de centros públicos y privados cerraran, pues no los van a abrir solo para los hijos de los que tenemos coche, y con la educación primaria colapsada, el gobierno de obiang se verá obligado a plantear soluciones a la crisis social del transporte.
Reconozco que, por mi estatus social, me alimente forzosamente del dolor del pueblo de Guinea.
Reconozco que la pobreza del pueblo guineano siempre ha sido mi riqueza. Soy un padre y un esposo, pero, ante todo soy hijo. Un hijo arrepentido de esta Guinea sufrida que se ha estado desangrando gracias a la acción inconsciente de muchos como yo que dicen hacer el bien y evitar el mal. Lo mínimo que puedo hacer en mi camino hacia la luz es comenzar con este reconocimiento de culpa público, si bien, anónimo por el momento.
A mis compañeros del PDGE recordarlos lo antes dicho: PDGE NO ES OBIANG, y viceversa.

Cada uno debe hacer examen de conciencia y mirar a su alrededor para ver y sentir la otra Guinea. A los hijos y familiares como yo de la élite gobernante y privilegiada de guinea decirles que se deshagan del miedo, que escuchen a su sentido de la justicia. Aun no es tarde. Nuestros hermanos y hermanas guineanos aun estarían dispuestos a interceder por los arrepentidos ante nuestra madre Guinea, pues UNIDAD, PAZ, Y JUSTICIA es su lema. Los que gocéis de consideración ante los ministros hablad con ellos y concienciadles. No os dejéis convencer más por su mensaje suicida de que ya no hay vuelta atrás. Si seguimos aceptando y practicando eso, es tanto como decir que son ellos contra nosotros. Los ricos y poderosos contra el pueblo llano. Y eso sí que no tiene buena salida, pues nunca supe de ningún sistema tirano con final feliz en la historia.
Nuestros hijos nunca disfrutaran de nada de lo que ahora hemos atesorado en una Guinea arreglada mediante revueltas populares, que es lo que espera a Guinea Ecuatorial en última instancia. Muchos de los funcionarios y responsables del gobierno se justifican con que por sus hijos ya no podrían dar marcha atrás porque Obiang les reduciría. Yo en cambio, como padre, creo ahora que lo mejor que puedo hacer por mis hijos es reconciliarme con Guinea y arrodillarme humildemente ante ella. Y rogarla que en su infinita y justificada furia futura, me castigue a mí y no a mis hijos.
Agradezco la ayuda y comprensión del medio Radio Macuto al hacer llegar mi testimonio a la mayor parte de hermanos indignados posible, así como les felicito respetuosamente por la gran y valiente labor que realizan para la democratización de guinea.
Respetuosamente, Ngara Bikeñ