domingo, 19 de marzo de 2017

LA VIOLENCIA SE APODERÓ DE NUESTRO PAÍS, HACE 49 AÑOS (I)


Por Severo-Matías MOTO NSA, Presidente del Gobierno en el Exilo del Partido del Progreso de  Guinea Ecuatorial.

No ha hecho  falta haber recorrido los 50 años que vamos a cumplir de nuestra independencia, para darnos cuenta de que la violencia se apoderó de Guinea Ecuatorial, en el justo momento en que hubimos de abandonar los cuatro años de AUTONOMÍA, los cinco anteriores de Provincias, nos precipitamos-¡Solos y abandonados!- en la independencia.
Se habla de que la independencia nos llegó precipitada, debido a las prisas de la potencia colonizadora por reconquistar espacios, a su vez, colonizados por otras potencias. Pero la tragedia mayor nos llegó cuando España decidió poner la independencia en manos de la VIOLENCIA, personificada en la figura de Francisco Macías. Macías no solo practicó la violencia para ejercer algo tan característico de los incultos y poco preparados cívicamente, como es el disputar, violentamente, lo común, para demostrar quién es más valiente. También, Macías y quienes con él se sentían incapaces o perdedores ante los guineanos preparados, aprovecharon ese vacío de autoridad española,  y utilizaron la violencia para hacerse con el poder, en un momento en que España, o decidía, pasar de Guinea Ecuatorial, o no podía controlar ya a la antigua colonia. Y aunque el intento frustrado de golpe de estado protagonizado, 5 meses después de las elecciones, por uno de los candidatos perdedores (Atanasio Ndong Miyone) exacerbó y consagró la violencia y  cabreo de Macías, que veía, evidentemente, la mano de “su odiada” España, detrás de Atanasio Ndong. Sin embargo la violencia como forma de hacerse con el poder -sin necesidad de golpe de estado- se inició a la hora de las elecciones; momento en que  más que presentar y valorar programas y proyectos de gobierno independiente, primó el que más ruido, movimientos y, desde luego, violencia ejercía.  La violencia física, como demostración de “valentía” y como cobertura de la falta de civilización y de educación, es muy característica, en nuestras sociedades ancestrales.
“¡¡¡Quien no vote a Macías, se va a enterar!!!”
Esta era la canción de guerra y de batalla electoral de Macías, cantada a voz en grito a lo largo de toda la campaña y rincones del país. Muy especialmente durante las elecciones
A pesar de esa tétrica canción, la cantidad descabellada de votos que aparecieron en las urnas, a favor de Macías, y que la Junta Electoral tuvo que reducir, no se debió al miedo de la población a Macías, sino al gran alboroto descontrolado de sus violentos votantes fieles (realmente escasos) que depositaban, por doquier, votos ilegales en las urnas. Ningún otro de los tres candidatos se atrevía a violar las normas elementales de unas elecciones tan trascendentales; ni menos utilizar la violencia.
La violencia, más que el día 5 de marzo de 1969, con el fracasado golpe de estado, empezó realmente durante las primeras elecciones celebradas en Guinea Ecuatorial.
“¡Deja que hagan lo que quieran; mientras no se maten…!”  
Esa es la respuesta que me dio el entonces Comisario-Jefe de Policía, Español, en Bata, cuando hundido en el miedo le pregunté si veía el ruido, la algarabía y el revoltijo que los votantes de Macías tenían  montado; y sobre todo, el abusivo y violento trasiego de votos, de urna en urna. Ganó, violentamente, Macías.
Tan ganó, violentamente, Macías, que, consciente de que el pueblo “acobardado” e inmensamente mayoritario no le había votado, ciego de vergüenza, la emprendió a garrotazos de muerte contra los que no le habían votado. Eran tantos que todavía, Obiang Nguema, su sucesor, por golpe de estado, sigue matando a los que ni votaron a Macías, ni le votan a él.
Son tan múltiples los signos, acontecimientos y episodios que demuestran que la violencia se ha apoderado de nuestro país y de nuestro pueblo, que seguiremos hablando sobre la VIOLENCIA que lleva ya 49 años marcando el modelo de gobierno de Guinea Ecuatorial.